El Camino o el Destino
Agarre mis apuntes, notas sobre la importancia de disfrutar del camino al destino que nos propusimos, las metas y objetivos que nos inventamos, creamos, el plan de vida, de trabajo.
Recientemente la administración, coaching y filosofía social proponen muy acertadamente, en mi forma de ver, que lo importante es disfrutar del camino.Para lograr y poder disfrutar del camino es importante tener un propósito, una meta que podamos compartir con los otros y nosotros.
Abrirnos a todas las posibilidades,liberarnos de limitaciones autoimpuestas. Dejar de lado las dudas y miedos que nos detienen y avanzar. Confiar en nosotros mismos, tomar riesgos, perseguir nuestros sueños, salir de nuestra zona de confort. Tenemos la fuerza y resiliencia para superar cualquier obstáculo.
El propósito no está en el resultado final, sino en los intrincados detalles del viaje y los pequeños pasos quedamos hacia nuestros objetivos. Aquí reside un tipo único de perfección, que se encuentra en el proceso mismo. Somos lo que hacemos diariamente, decía el buen Aristóteles.
La preocupación por llevar a cabo las cosas de forma rápida nos impide disfrutar de lo que hacemos a cada momento, el día con día que nos llevara al objetivo. La propuesta es disfrutar de cada paso hacia el resultado. Es posible que perdamos la alegría y la satisfacción del trabajo que tenemos entre manos. La verdadera satisfacción a menudo se encuentra en el trabajo mismo, en el compromiso con la tarea y en la progresión hacia nuestras aspiraciones.
La perfección evoluciona hacia una danza entre el esfuerzo y la entrega, entre el deseo de superación y la aceptación del momento presente. Se trata de reconocerla belleza en el proceso y comprender que es a través de este viaje, con sus desafíos, desvíos y victorias, que el esfuerzo se nutre, refina y, en última instancia, se perfecciona.
En esencia, se debe privilegiar la perfección inherente al proceso. Cambiar el enfoque del futuro al presente, del resultado al viaje, y de la idea de lo perfecto ala belleza de lo perfectamente imperfecto.
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